sábado, 24 de mayo de 2014

La transmisión

Diferentes investigadores, de diferentes ramas, en multitud de países se preguntan por el problema de la sociedad.

La sociedad a nivel mundial está cambiando y no sabemos como detener esta gran ola. En países históricamente creyentes cada vez menos personas creen, y por supuesto los jóvenes están, en gran número, fuera de las iglesias. Pero podemos bajar a problemas más ¨mundanos¨. Las costumbres de los diferentes lugares también están desapareciendo. Los niños no conocen los bailes regionales o las fiestas propias. No sabemos porqué se hacían las cosas de una forma debido a tal o cual tradición. Hoy leía que no hay cultura del vino por que no se da a conocer en las escuelas, y un largo etcétera.

Es cierto que muchas costumbres y tradiciones de pueblos y ciudades se pierden, y que muchos teóricos que cobran por ello simplemente dicen ¨la globalización¨. Y es verdad.

Pero, qué significa la globalización para muchachos que no viajan por todo el mundo, que en muchos casos no salen ni saldrán de su barrio, pero que deciden aborrecer la música habitual y deciden pensar, escuchar y vestir como un joven de cualquier periferia norteamericana.

El problema, perdonenme, no es de los colegios. O por lo menos los colegios tienen un pequeño porcentaje de culpa. El problema es la transmisión.

Si la transmisión, el simple hecho de contar de padres a hijos la manera en la que se hacen las cosas o porque creemos en algo.

De este tema ya he escuchado hablar en las parroquias, la forma en la que los niños ya no conocen a Jesús, a pesar de que muchos van a catequesis para hacer la primera (y última) comunión, porque en sus casas no transmiten, no cuentan quien era ese tal Jesús, quien es Dios, etc.

De igual forma ocurre en muchos otros temas. Nuestros adultos no asumen la tarea que tienen de contar a nuestros niños la tarea de vivir, no tienen que ejemplificar a nadie porque nadie les esta mirando y es más, no quieren que les miren.

Hace algunas décadas la televisión empezó a educar a nuestros ciudadanos más jóvenes, y esos son ahora adultos que no han escuchado a nadie contar historias porque tenían algo mejor que hacer, ver la tele. y ahora además no saben que es lo que tienen que contar, aunque quieran.

Actualmente educa menos la televisión porque educa internet, que suple todas nuestras carencias pero sin un filtro, toda la información esta al alcance de mentes que no tienen puestos cimientos y todo nos vale. En lugar de copiar a adultos que tienen al lado y que se esfuerzan, sus ejemplos son programas del corazón y realities donde vemos gente mal educada y que se dedica a estar tirados en sofás, playas o jardines perdiendo el tiempo para conseguir dinero y poder seguir viviendo sin trabajar.

Esos son los ejemplos porque a ellos los vemos vivir, no a nuestros familiares que también están viendo ejemplos en televisión. Ejemplos irreales y viciados.

Dejemos de pensar que el colegio debe educar a nuestros jóvenes, pues allí están sólo unas horas, y consigamos educar en casa con nuestro ejemplo y no con ejemplos imaginarios televisivos o de internet. Aprendamos a ser nosotros los transmisores de nuestra experiencia, real y rica.

 

p.d. seguiremos dándole vueltas al tema en próximos post.