miércoles, 28 de octubre de 2015

¿Para qué sirve?

 Creo entender que, aquello que sirve es lo que podemos usar para algún fin, algún objetivo que satisfaga una necesidad personal. Cada día surgen nuevos instrumentos que solucionan problemas con la intención de hacer la vida más fácil. Y esto está muy bien.

Pero sin darnos cuenta, la parte negativa también se nos hace presente, y sin darnos cuenta.

Nuestra forma de vivir y de pensar es dirigida desde la gran pregunta que hoy actúa de filtro de nuestras vidas: ¿Para qué sirve?

Niños y mayores, mujeres y hombres pasan sus decisiones por el gran tamiz del siglo XXI, desde la óptica de lo útil que nos resulta cualquier producto, pero también cualquier pensamiento. 

Y aquí llegamos al punto de interés. Si bien no filtramos cualquier producto que nos quieran vender en nuestra sociedad consumista, si filtramos cualquier pensamiento o idea que vaya en contra de nuestra sociedad, y de la corriente que la empuja. Nuestros alumnos, influidos por la televisión, por las familias o por la inabarcable información que les llega desde internet, buscan principalmente el bienestar a cualquier precio, el ocio como gran objetivo en sus vidas, y olvidan aquello que asienta sus vidas en la realidad.

El cuestionamiento del aprendizaje de diferentes materias está muy presente en el día a día de la escuela. Para qué sirve la historia, la plástica, la música, entre otras asignaturas. El último debate se centra en la filosofía, para qué sirve semejante asignatura.

Pues bien, la respuesta es rápida, y otras asignaturas sirven, simplemente, para que tú, persona de corta edad o cualquier otro más mayor se forme, desarrolle sus capacidades, comprenda el mundo que le rodea, aprenda a pensar por sí mismo, etc.

Pero claro, la autonomía personal y el pensamiento crítico, nos convertirían en adversarios de este sistema egoísta e injusto en el que vivimos.