domingo, 16 de diciembre de 2012

Ángeles Caso en La Vanguardia

Gracias a Ángeles Caso. Me ha hecho pensar y lo comparto:

Será porque tres de mis más queridos amigos se han enfrentado inesperadamente estas Navidades a enfermedades gravísimas.

O porque, por suerte para mí, mi compañero es un hombre que no posee nada material pero tiene el corazón y la cabeza más sanos

que he conocido y cada día aprendo de él algo valioso. O tal vez porque, a estas alturas de mi existencia,

he vivido ya las suficientes horas buenas y horas malas como para empezar a colocar las cosas en su sitio.

Será, quizá, porque algún bendito ángel de la sabiduría ha pasado por aquí cerca y ha dejado llegar una bocanada de su aliento hasta mí.

El caso es que tengo la sensación –al menos la sensación– de que empiezo a entender un poco de qué va esto llamado vida.

Casi nada de lo que creemos que es importante me lo parece. Ni el éxito, ni el poder, ni el dinero, más allá de lo imprescindible para vivir con dignidad.

Paso de las coronas de laureles y de los halagos sucios. Igual que paso del fango de la envidia, de la maledicencia y el juicio ajeno.

Aparto a los quejumbrosos y malhumorados, a los egoístas y ambiciosos que aspiran a reposar en tumbas llenas de honores y cuentas bancarias,

sobre las que nadie derramará una sola lágrima en la que quepa una partícula minúscula de pena verdadera.

Detesto los coches de lujo que ensucian el mundo, los abrigos de pieles arrancadas de un cuerpo tibio y palpitante,

las joyas fabricadas sobre las penalidades de hombres esclavos que padecen en las minas de esmeraldas y de oro a cambio de un pedazo de pan.

Rechazo el cinismo de una sociedad que sólo piensa en su propio bienestar y se desentiende del malestar de los otros, a base del cual construye su derroche.

Y a los malditos indiferentes que nunca se meten en líos. Señalo con el dedo a los hipócritas que depositan una moneda en las huchas de las misiones

pero no comparten la mesa con un inmigrante. A los que te aplauden cuando eres reina y te abandonan cuando te salen pústulas.

A los que creen que sólo es importante tener y exhibir en lugar de sentir, pensar y ser.

Y ahora, ahora, en este momento de mi vida, no quiero casi nada. Tan sólo la ternura de mi amor y la gloriosa compañía de mis amigos.

Unas cuantas carcajadas y unas palabras de cariño antes de irme a la cama. El recuerdo dulce de mis muertos.

Un par de árboles al otro lado de los cristales y un pedazo de cielo al que se asomen la luz y la noche.

El mejor verso del mundo y la más hermosa de las músicas. Por lo demás, podría comer patatas cocidas y dormir en el suelo mientras mi conciencia esté tranquila.

También quiero, eso sí, mantener la libertad y el espíritu crítico por los que pago con gusto todo el precio que haya que pagar.

Quiero toda la serenidad para sobrellevar el dolor y toda la alegría para disfrutar de lo bueno. Un instante de belleza a diario.

Echar desesperadamente de menos a los que tengan que irse porque tuve la suerte de haberlos tenido a mi lado. No estar jamás de vuelta de nada.

Seguir llorando cada vez que algo lo merezca, pero no quejarme de ninguna tontería. No convertirme nunca, nunca, en una mujer amargada, pase lo que pase.

Y que el día en que me toque esfumarme, un puñadito de personas piensen que valió la pena que yo anduviera un rato por aquí.

Sólo quiero eso. Casi nada. O todo.


Artículo publicado en La Vanguardia, escrito por la periodista Ángeles Caso

domingo, 9 de diciembre de 2012

Amar o mimar I

España es un país compuesto de muchas realidades. Y esa es otra realidad.

Por supuesto es una gran dificultad para nuestros políticos. Y a esto hay que añadir que cada uno de ellos tiene su propia ideología, y pertenece a una de esas realidades. Pueden ser catalanes, vascos, andaluces o extremeños. Cada uno de una familia de diferente adscripción social. Provenientes de diferentes partidos políticos.

Y todo esto ¿quien lo aglutina?¿quien le da unidad?

Teóricamente es el estado quien debe buscar el bien de todos, el bien común. Algo así como un gran padre que cuida a sus hijos y procura que se lleven bien. Esto sería así siempre y cuando el estado sea un buen padre.

Aquí tenemos nuestro problema. Posiblemente el estado español, en lo que va del último periodo de democracia ha olvidado al buen padre, al que ama, y se ha convertido a otro estilo, el que mima.

Cuando un padre ama es a veces duro, muestra criterio, indica un camino a sus hijos. De esta forma tendrán buena relación entre ellos y valorarán todo lo que se hace por ellos. En cambio, el padre que mima da caprichos, cambia llantos por permisividad, deja a un lado el criterio por arreglar el ahora, sin mirar hacia el futuro.

Y esto le ha pasado a nuestros políticos y por ende a nuestro país. Nadie les enseñó a ser padres y gestionar a su camada y se les han vuelto gamberros. Y ahora sólo nos acordamos de la mano dura, y esto tampoco es ser buenos padres.

Cuando pudimos poner a cada uno en su sitio, respetando culturas y costumbres dijimos que no. Después usamos una manga ancha porque sus diputados nos convenían como socios de gobierno. Unas veces catalanes, otra vascos, y algún otro diputado de otra comunidad autónoma. Se perdió el criterio de lo que era bueno para el estado o para mi partido, para mantenerme en el poder.

El interés por el bien común no existe, sólo pretendo seguir en el gobierno a costa de lo que sea. Y ese caiga quien caiga nos lleva a lo que tenemos hoy.

Querido gobierno de Rajoy, tienen entre manos una situación en Cataluña y en España bastante complicada. Los nacionalismos se están levantando en un momento de crisis como este y eso desestabiliza aún más. Pero tengan claro que este problema fue provocado por partidos que gobernaron España.

Los caprichos concedidos por González, el catalán en la intimidad de Aznar, el gobierno "en solitario" de Zapatero, y la insidia de Rajoy nos hacen llegar a este punto.

No contemplo un estado como el franquista, es más lo detesto. Me gusta la España de la diversidad, de las autonomías y quizá hasta federal. Pero tengan claro que todo lo que pueda suceder es más culpa de los gobiernos nacionales que de los autonómicos. De aquellos que han mimado a unos hijos que ahora quieren más.

 

viernes, 7 de diciembre de 2012

El placer de publicar unas letras

El próximo Jueves 13 de Diciembre, a las 20.00 h., en el Centro Andaluz de las Letras, se presenta el libro UTOPÍAS. Con estas palabras cualquiera que lea este texto, pensará que no es más que publicidad. Una simple cita para quien tenga a bien asistir, por interés o curiosidad.

Personalmente, y no me enorgullece decirlo, no suelo acudir a presentaciones de libros. Pero en este caso sí. Este caso es algo especial. Por que este libro es el resultado de un proyecto en el que participo.

Hace ya algún tiempo, mi amigo y compañero Jesús Martín tuvo en mente una utopía. Crear un espacio donde los ciudadanos pudieran expresarse libremente, fuera cual fuera su opinión o su tema. Siempre partiendo del respeto a los demás, pero también el respeto a los que normalmente no tienen voz. Visitó entidades, habló con las personas adecuadas y su proyecto, su utopía vio la luz. Gracias a la Diputación de Málaga pudo publicar dos números.

La financiación se acabó y hubo que cambiar el soporte, el blog. A pesar de eso no cambiaron las ilusiones. Entrevistas, opiniones, un espacio de librepensamiento y debate. Siempre sin ánimo de lucro, sólo el placer de las letras, de la expresión. Posteriormente camisetas, fotografías, una forma de anunciarse, siempre desde la amistad.

Utopía es algo vivo en continuo desarrollo y pensamiento. De esa forma aparece el siguiente reto, un libro. Pero no un libro cualquiera, otra vez un espacio de liberad donde expresar lo que pensamos que debe ser el mundo.

Y este proyecto se ha hecho realidad. Una realidad grande.

Jesús Martín Ostios, un desconocido para muchos, ha conseguido reunir grandes nombres de diferentes campos. Josep Fontana, Mayor Zaragoza, Julio Anguita y una larga e interesante lista.

Entre esos nombres me encuentro yo, Álvaro J. García.

Mi amigo me pidió que participara. Me ha dado la oportunidad de publicar unas letras. Y lo siento como una gran experiencia. Quizá sea el más desconocido de todos los que participan, pero seguro que soy uno de los más ilusionados.

Querido Jesús, te estaré eternamente agradecido. Seguiremos luchando por la Utopía.

http://revista-utopia.blogspot.com.es/


domingo, 2 de diciembre de 2012

Otra reflexión histórica.

Siempre he pensado que la historia es necesaria para comprender el presente. Somos el resultado de lo que otros han sido antes. Cada sociedad y cada generación va dando pequeños pasos que retoman los siguientes. De esta forma vamos construyendo el futuro.

En el estudio de la historia, como en cualquier otra ciencia, existen diferentes escuelas. En el estudio del pasado podemos simplificar (y simplificar es parte del error). Unos ven la historia como una sucesión de hechos y fechas, sin interpretación ni posibilidad de aprender de ello. Los sucesos ocurren pero no nos influyen.

Para otras muchas escuelas de historiadores, por suerte, no es así. La historia sí se interpreta, sirve para algo, para nuestra vida, para el futuro.

El problema de este caso es que las interpretaciones pueden ser tan variadas como individuos hay en el mundo. El mismo hecho puede suponer, para diferentes historiadores, situaciones muy diferentes. Un ejemplo puede ser la batalla de Covadonga. Para algunos estudiosos es el inicio de la reconquista de Hispania, para otros no es más que un pequeño encuentro bélico entre un puñado de astures y musulmanes. Y llegando más allá hay quien dice que no había interés musulmán en tomar ese territorio, y que los cristianos no empiezan la conquista (que no re-conquista), hasta mucho tiempo después.

Ejemplos como este encontramos muchos. Pero no hay que ver en esto algo negativo, simplemente es el resultado de estudios e investigaciones. El único problema sería la mala voluntad y el interés de manipular, pero esto no lo vamos a contemplar. No creo que existan estas intenciones, ¿o sí?

Esta reflexión viene a mi tras leer, en los últimos días, algunos artículos referidos al problema catalán.

Siempre había respetado las ideas nacionalistas. Había valorado ciertas afirmaciones históricas que reconocían leyes, idioma y categoría social importante. Estaba en contra de ignorar, como hacían ciertos círculos políticos y sociales, la historia que hay detrás de la Corona de Aragón.

Pero estos artículos, que han salido a la luz recientemente, valoran una historia particular. Afirman que el hecho de pertenecer a España es algo así como un préstamos. Hicieron un trato temporal y como España no ha correspondido, es la hora de marcharse.

Esto sabemos que no es así, Cataluña, que era parte de Aragón cuando se unió a Castilla y que nunca fue realmente independiente, pasa la transición como parte del estado. Es cierto que buscaba, con todo el derecho, el reconocimiento de su identidad y su autonomía. Pero nunca vivió una anexión al estado, ya era parte de él.

No tengo problemas en que cualquier pueblo quiera buscar la independencia. Y la ley marca un proceso a partir de ese derecho. Pero, por favor, que no se haga a partir de engañar a las masas. Simplente valorad la independencia como futuro y partiendo de la realidad. Desde lo positivo y el sentimiento de nación. Jamás se deben crear diferencias, ni mostrar un teórico estado de ocupación que nunca existió.

Eso se llama sembrar la semilla del odio.