jueves, 10 de abril de 2008

11º Festival de cine español de Málaga

Interesante, ayer estuve en el cine, pero no en cualquier cine. Nada más y nada menos que en el festival de cine de Málaga.
Quizá para muchos no sea nada del otro mundo, pero poder ver una película en el Teatro Cervantes, sea lo que sea, merece la pena.

Acostumbrados a espácios escénicos preparados para el cine, nada de arte, todo pragmatismo para el mejor consumo, magníficas pantallas con efectos visuales y salas preparadas para los emjores efectos sonoros. Prima el consumo de chucherías por encima de la calidad de la película, que habitualmente es americana, con escasos diálogos, pues las explosiones no te dejan escuchar nada.
Y unas maravillosas butacas donde poder sentarte y dormir a gusto o cenar haciendo todo el ruido del mundo mlestando a tu desconocido compañero de butaca, que sólo quería ver la película.

Esto es un resumen de lo que es el cine convencional, pero un festival de cine no debe ser lo mismo.
Un festival es otra cosa y ver una película en un teatro también. Muy lejos de las costumbres americanas que nos invaden. Vamos a disfrutar de lo bueno y lo malo de la película, de los actores, de los espacios que podemos reconocer de nuestro día a día,... pero no es un momento para comer, en el cine no es obligatorio comer. Tienes todo el permiso del mundo para cenar en casa o con unos amigos un rato antes de la función, disfrutando de una grata compañía y de una divertida conversación, que incluso puede tratar de cine. Pero no, el festival no es para comer, el Teatro Cervantes no es para eso.

Y si unimos el costumbrismo americano con el merdellon malagueño, tenemos una mezcla explosiva. Un teatro listo para barrer, como si hubieran proyectado Spiderman o Alien vs Predator, películas en las que el cuerpo te puede pedir comer para poder superarlo.

Pero no, en los festivales, en las grandes películas (que no es lo mismo), o en el teatro, no se come.

5 comentarios:

Matematikom dijo...

Me ha surgido la duda... ¿estás indignado porque había gente comeindo en el teatro mientras veían la película? o por el contrario ¿estás sorprendido porque nadie comía mientras se proyectaba el celuloide?

Es lo que tiene ser tan ambiguo... no dejas claro a tus lectores cual es la raiz de tu reflexión XDDD.

@aggemar dijo...

de ambiguo nada chaval,
que es lo que no entiendes de la frase, en el teatro no se come, creo que es bastante clara.
El teatro es un espacio artístico donde la cultura vive de manera especial, no es un cubiculo lleno de altavoces supermodernos (donde me encanta ir), con los asientos preparados para colocar el vasito de coca-cola (te incitan al consumo) donde lo importante es que compres la entrada, compres el menu xl de palomitas y si puedes no pises el suelo que se ensucia y hay que pagarle a la limpiadora.
Un teatro es otra cosa y vas para otra cosa, para cenar los restaurantes o el yelmo

Matematikom dijo...

creo que sigues siendo ambiguo... que no me entero!!!

¿Había o no había alguien comiendo al lado tuya en el teatro?

@aggemar dijo...

Bien, voy a intentar responder a tus palabras, las cuales yo creo que sí son ambiguas:
- Si nos referimos a comer algún tipo de alimento, en este caso un snack de maíz conocido generalmente como 3D, pues ese es el nombre que le impuso la marca, que era matutano, pues si.
Exactamente en la fila anterior a la mia un par de butacas más a la izquierda

@aggemar dijo...

Aunque claro si tu, en tu mente calenturienta, vienes a referirte a comerse la boca entre dos personas de igual o diferente sexo, no de eso nada.

Y aún más, si te refieres a que si alguien en un asiento anexo al mio trataba o conseguía comerme algo a mi...pues no, pedazo de enfermo, mis acompañantes y yo no hacíamos más que ver la película, mamón.