jueves, 31 de julio de 2008

Asturias.Capítulo 1

Sí, las 5 y media de la mañana y yo en la puerta B14 del aeropuerto de Málaga.
¿Que si tengo sueño? TODO, pero la ilusión de lo que hay por descubrir es mucho mayor que el cansancio acumulado en otro campamento o las ganas de dormir (aunque ahora no haga más que pensar en esa cama que he dejado llorando en mi habitación, triste, insatisfecha con solo tres horas y algo de sueño).
Hace ya meses que pensé en viajar a Asturias y hacerlo para vivir un campamento allí, con todas las notables diferencias que tiene en relación al campa malagueño.
Nuevos paisajes, nuevas costumbres y nuevas personas con las que compartir el tiempo, ideas, risas, por qué no, llantos y en definitiva momentos y aventuras.
La idea es ilusionante, y aquí estoy.
Pero no ha sido fácil.
Del día 9 al 16 he estado en el campamento de la diócesis, eso implica reducir horas de sueño, aumentar el ritmo de vida, hacer un montón de cosas. Total, estar muy cansado.
Llega a Málaga, duerme, prepara el viaje ve al aeropuerto a confirmar el billete, sigue preparando la maleta, intenta dormir, despierta, coge un taxi a las 4 y media de la mañana (que casi no hay) y llega al aeropuerto. (y seguro que se me olvidan mil cosas más).
Pero tranquilos que no acaba aquí.
Para un casi novato como yo en temas aeroportuarios, el aeropuerto de Málaga es algo así como una mezcla entre un gran desierto y un pequeño país independiente, como si uniéramos el Sahara y Mónaco, "más perdio que el barco dle arroz" (mah perdio que´l barco la´rró).
Pero bueno, hay carteles, encuentro los mostradores y con mi típica pachorra me siento a esperar sin ver la granc ola que se estaba formando. Finalmente me pongo en la primera que pillo y descubro que hay personas que van en grupo que están más perdidos que yo (quizá la unión no hace la fuerza, ni la inteligencia, pero esto es algo que no me reconforta).
Consigo facturar entre la marea de gente que va de una cola a otra buscando terminar antes (siguiendo el ritmo de apertura de los mostradores).
...Gran sentimiento de soledad.
Mi compañero de viaje, que por tamaño podría ser un amigo (sólo le falta hablar, por que además le he puesto una pegatina de Tinky Winkyyyyyyyyyyyyyyyy), se separa de mi y me invade el sentimiento de que no volveremos a vernos... (abren el embarque).

1 comentario:

Matematikom dijo...

Desde luego... mira que decir que un aeropuerto es un desierto y/o pais independiente. Yo ahora lo llamo casa... jajaja