lunes, 18 de febrero de 2008

¿De quién son los cristianos?

Estos últimos cuatro años de gobierno socialista se han caracterizado por muchas cosas, buenas y malas, que de todo han tenido. Podemos compartir la ideología, haberlos votado hace cuatro años o simplemente somos observadores de la vida de nuestro país o, por supuesto, todo lo contrario.
Pero, dentro de sus decisiones, debemos aceptar unas como buenas, otras como excepcionales, algunas malas y posiblemente muchas un desastre, eso es así, nos guste o no.

Pero algo que ha caracterizado la política española y la vida social en general han sido las disputas iglesia-estado, tema que resulta muy complicado.

Complicado por diversas razones: una es que los partidos se sitúan claramente a un lado y otro de la religión, el PP es el apoyo de la iglesia y el PSOE quiere situarse justo enfrente, quiere sacar a la iglesia y a la religión del día a día, quieren convertir la Fe en algo individual y privado, de forma que no moleste a nadie, que no provoque el cuestinamiento de las propias ideas. El resto de partidos también se sitúan en los diferentes frentes, pero, a parte de IU, otro abanderado del anticlericalismo, se mueven en este campo sin demasiados pronunciamientos.

Aparecen dos bloques antagónicos, diferenciados y enfrentados. Si fuera así todo sería facilísimo, cada uno en su finca y ya veremos como nos ponemos de acuerdo, o no.

Pero el problema está en que esa no es la realidad, el PP no es un partido cerrado e inmóvil, dentro de sus filas hay tendencias y hay políticos de primera línea que se declaran agnósticos, que siguen frecuentemente leyes que se enfrentan a la iglesia como la del divorcio y que dejan los preceptos de la Santa Madre por conseguir sus fines, personales y públicos.
Pero el otro cortijo no es mucho más diferente, las ordas de progresistas ateos y rojos están muy salpicadas de católicos que tienen que cuestionarse unos días en que partido están y los siguientes qué iglesia es la que ellos siguen, la duda que deben tener es importante,creo.

Lo lógico debería ser que el ser católico llevara a la persona a la implicación política, sindical, social, etc. y que los diferentes partidos contemplaran que los creyentes pueden estar en cualquier partido, de cualquier tendencia pues en las Sagradas Escrituras, que son las que deben seguir los que se consideran seguidores de Jesús, no explicita cual debe ser su voto, ni cual su partido preferencial. Es más, según que lectura se haga de la Biblia el voto puede ser muy diferente.

Ningún partido va a recoger todas las necesidades de los católicos, por ello cada votante debe reflexionar qué es más importante para él y no estaría mal que de paso los partidos pensaran quienes reciben sus distintas leyes y propuestas, a los mejor los perjudicados están muy cerca y los beneficiados muy lejos.

2 comentarios:

Matematikom dijo...

Amén hermano!

Anónimo dijo...

Si la iglesia sacase su propio partido no la votaba ni los curas.